En 1844, un grupo de valientes hombres pensaron que ya era hora de que este pedazo de isla (en ese momento Santo Domingo español) tuviera un nombre y que eligiera sus decisiones sin que ningún otro país tuviera voz o voto en las mismas. La materialización de esto fue la Independencia Nacional.
Años después, en 1861, a un presidente (Pedro Santana), de esta recién nacida república, se le ocurre que lo mejor para la misma es buscar la protección de otra nación, ya que éste no confiaba en que solos pudiésemos salir adelante. Pedro Santana lleva a cabo un acuerdo por el cual España “adopta” al antiguo Santo Domingo español. A este proceso se le llamó: anexión.
El pueblo no podía creer que se estuviera tirando a la basura el esfuerzo de tantos que sí creyeron en esta tierra, y que estuviésemos retrocediendo nuevamente a ser gobernados por otra nación. Otro grupo de hombres con valor y coraje no sólo dieron a demostrar su desacuerdo con la decisión de Santana, sino que lucharon constantemente hasta lograr el 16 de agosto de 1863 la victoria y restauración de la Nación dominicana.
Entre estos héroes restauradores se encuentran: Santiago Rodríguez, Francisco del Rosario Sánchez, José Contreras, Gregorio Luperón, entre otros.
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