Para catalogar las conductas atípicas sexuales se utiliza el término de parafilia, el cual de manera textual significa “mas allá del amor acostumbrado o característico”. Tales conductas no se basan por lo común en una relación afectiva o amorosa, sino que son más bien la expresión de una conducta sexualmente trastornada en la cual la excitación y la respuesta sexual dependen de una actividad infrecuente, extraordinaria o, incluso extraña.
Existen dos tipos de parafilias: las coactivas y las no coactivas.
Las no coactivas no implican violencia, agresión u obligación; comprenden por lo general actividades solitarias. Algunas de estas son: el fetichismo, travestismo, sadismo, entre otras.
Las coactivas son de carácter invasorio, ya que obligan a las personas, por lo general extrañas, a ser partécipes de actividades anormales las cuales pueden ser perjudiciales y traumáticas. Por ejemplo: el exhibicionismo, el voyerismo, la necrofilia y la zoofilia.
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